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Colofón I: Si no lo sabes, aprende.

septiembre 1, 2008

En una localidad a no más de 5 km. de los primeros resquicios de una gran capital, donde hasta hace relativamente poco un niño podía cruzar el pueblo de punta a punta sin control o podía sin riesgo aprender a caerse con la bicicleta, ponen trabas allí donde los niños de hoy dan sus primeros pasos.

Paracuellos de Jarama tiene colegios, escuelas infantiles, incluso instituto; pero de unos años a esta parte la población ha experimentado un espectacular crecimiento. Desmadres demográficos totalmente incomprensibles para un vulgar vecino que aun cree que la natalidad es demasiado baja. Ahora el “overbooking” de los todavía molestos aviones cercanos acecha a los niños. Necesitan más espacio. A más población mayores dotaciones. Ni mejor ni peor, simplemente mayores. Existen las carencias en materia de transporte, sanidad, educación, etc.

La Comunidad de Madrid tiene la fórmula. En su paraíso fiscal-social de armonía entre listos ricos y pobres tontos, hay opción y diversidad para todos. Paridad educativa: fondo y suelo públicos para colegios privados. Todos amigos.

Pero no todos cobramos por pisotear e invadir el campo, no todos somos listos ni ricos, cosas de la educación pública. Queremos defenderla, incluso mejorarla. ¿Utopía?
Ahora hablo de lo práctico, hablo de que los niños del colegio público son más, cuestiono aquella paridad. Más espacio y calidad para la escuela pública.

La C.A.M. empeñada en la paridad, “malcalla malmetiendo”. Y aunque se haya transformado el llano y el páramo en zanjas y avenidas de adosados, quita espacio al recreo de los pobres niños, para que quepan más. Obras tras vayas de alambre, y maquinas pesadas, junto al pequeño arenal donde se desdibujan las pelotas, los cubos y las palas. Hoy peligro, mañana masificación. Y el sufrimiento tampoco traerá la calidad.

Estaríamos ante una de esas causas pérdidas, donde la queja en el Ayuntamiento rara vez llega a la Comunidad, y si llega se pierde. Pero lejos como siempre se encuentra la burocracia, las quejas interesadas y los silencios beneficiados, de aquellos padres y madres que quieren lo mejor para sus hijos, y más allá aun del mundo los niños; se encuentra una lucha, aun no se si perdida.

Las obras están casi finalizadas, ya que el verano cunde mucho o nada según se mire; sin embargo ignoro si es una historia con final infeliz. El Concejal de Educación hace lo propio recordando a la C.A.M. sus compromisos y obligaciones, que la Esperanza es lo último que se pierde. El Ayuntamiento hubiera hecho lo propio, pero las obras eran legales y las licencias son las licencias. Y que decir de los que alaban religiosamente las medidas de la Consejería.

El caso es que me encontré con la presión del AMPA para parar las obras, la tenaz lucha de la recién creada Plataforma por la Educación Pública de Calidad en Paracuellos, con asambleas, con concentraciones y manifestaciones, y otras tantas cosas que me brinda y embriaga a veces esta localidad tan cerca de la impersonal metrópoli. Incierto final, sabiendo que no ha habido semana sin nuevas pancartas, sin nuevos lemas, con todo el trabajo que ello reporta, y como toda lucha localizada, con su originalidad, como la acción llevada a cabo por un grupo de desconocidos que precintaron con plástico la máquina retroexcavadora que está trabajando en la obra de ampliación del colegio infantil y plantaron pequeños árboles en la zona de ampliación, que antes era el lugar de recreo de los escolares.

                          

Esto sucede en una localidad en la periferia de Madrid, antaño un pueblo a media jornada del kilómetro 0.

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